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Hay que empezar a confiar en la vida, olvidar los planes, divertirse, observar, acompañar, dejarse llevar por su alegría, su fuerza poderosa interna que los hace tan tenaces en lograr que se cumplan sus necesidades y deseos… Habrá que aprender a no dirigir la interacción de los niños con el entorno, proteger de la invasión de otros intervencionistas, respetar los procesos de vida.
Confiar en la vida es dejar de gobernar las flores para disfrutar de ellas y su esplendor.

“A esta criatura no le gusta obedecer, ni mandar, ni triunfar ni perder, sinó vivir abandonada, produciendo más de si misma y sintiendo el bienestar de la autorregulación y de la armonía; no le gusta poseer sinó derramarse, no le gusta hacerse importante sinó deshacerse entre los demás, sabe que es delicioso poder confiar incondicionalmente y dejarse llevar. Que el vivir pudiera ser ese dejarse flotar y amar. Es la criatura que recuerda la dulzura de la interpretación armoniosa del paraíso perdido y su anhelo mas verdadero y hondo es poder recuperar ese estado”.
Casilda Rodrigáñez

 

"La complacencia es la verdadera vía del aprendizaje, la que respeta y da satisfacción a la curiosidad del niño o de la niña. Esta curiosidad crece exponencialmente a medida que se satisface, y entonces se acrecienta la búsqueda del conocimiento y se multiplica el esfuerzo y la dedicación al estudio. La situación actual del o de la estudiante es esperpéntica por lo alejada que está de lo que podría ser de un sistema de aprendizaje respetuoso con los jóvenes seres humanos."
Casilda Rodrigáñez

“La verdad simple y sencilla es que amar es complacer al ser amado, y si yo deseo complacer los deseos de los seres que amo, y si los seres que me aman desean complacer mis deseos, las órdenes carecen de sentido.  El sistema libidinal es el sistema de relación humano normal, que para eso existe.  Las órdenes y la obediencia pertenecen a un sistema jerárquico artificial.”
Casilda Rodrigáñez

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